jueves, 1 de noviembre de 2012

Aire libre y demás cosas


Para evangelizar, hay que saber escuchar, ser práctico y convincente.
La tradición eclesial suele complicar las cosas y espiritualizar. Digo esto porque al momento que una iglesia reflexiona sobre la urgencia para evangelizar es desafiante y fervorosa; sin embargo se torna infructuosa en la etapa de planificar debido al uso de modelos desfasados. Además se invierte mucho tiempo en jornadas de ayuno y oración; pero la cosecha no va acorde a la etapa de rodillas. Lo cierto es que algo no se está haciendo bien. El otro asunto, es que la tradición determina hacer campañas masivas de evangelización, pero sus costos son altos, todo se va en alquiler de local, equipos de sonido y ofrenda al evangelista internacional.
La evangelización personal tampoco la pasa bien. Es estéril, debido a que el evangelizador no tiene postulados que lleven a la persona a un encuentro con Cristo. Hace veinte años atrás tú declarabas: “Cristo te puede cambiar” “Arrepiéntete y serás salvo del infierno”… y la gente se convertía. Hoy la gente refuta de manera sencilla: “Hermano, yo no deseo cambiar” “¿Arrepentirme? ¡Si no tengo problemas con mi conciencia”  “¿Has visto el infierno? No puedes hablar algo que carece de comprobación científica. El infierno es vivir en casa de mi suegra”
Otro asunto, ni el mismo MMM es exitoso en sus campañas evangelísticas. El 99% de las personas que corren al altar, son los mismos hermanos, con Biblia en mano y enternados.
Pero volviendo al penúltimo párrafo, evangelizar es una labor más apologética, confrontacional. No queriendo decir que hay que conocer toda la Biblia para testificar, sino que nuestras propuestas y respuestas tienen que ser convincentes, y si es posible, irrefutables.
Algo debemos aprender de los neopentecostales (al menos, algo bueno tienen). Los miembros de estas iglesias son infundidos de un optimismo singular y contagian de lo mismo a los invitados. Estas iglesias son prácticas: hacen una conferencia por grupos específicos, y comparten algo de comer. Lo realizan en las casas o en un salón de la iglesia. Luego, tienen un sistema eficiente de seguimiento.
¿Por qué es urgente evangelizar? La primera razón es que cada día el incrédulo se va endureciendo y multiplicando sus nexos con el pecado. El evangelio tiene que liberarlo. La siguiente razón de urgencia, es que la muerte puede ser repentina. Y la última razón es que no hay fecha determinada para el rapto de la iglesia.
Escribí estas cosas, para seguir indagando sobre la reflexión del evangelista Willmer Yauri: “Reconozcamos de rodillas: no evangelizamos, porque nos volvimos insensibles”. Yo le pregunté, ¿y a qué se debe la extinción de la sensibilidad en el creyente? Él me respondió: “Por causa del pecado, el afán por las cosas materiales, y el orgullo de pensar que lo sabemos todo”.
Uno de los testimonios que Willmer relató para reforzar su postulado de la compasión a los perdidos, fue que él solía llevar a su casa a vagabundos mugrientos y homosexuales. 

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