Lima está compuesta por duplas de grupos antagónicos:
- Los que prefieren los escándalos y gays de la tv, y los que se avocan a los estudios.
- Los que cargan la imagen morada de Cristo, y los que adoran a Dios en espíritu.
- Los que se enriquecen con el poder, y los que fueron defraudados por las promesas políticas.
Creo que desde que nací, ya sabía de un grupo que trajinaba en La Parada: los delincuentes. Todos sabemos que el mercado aledaño al de los comestibles era Tacora Motors. Este fue desalojado por la construcción del tramo del tren Eléctrico en las primeras cuadras de la Avenida Aviación. Sin embargo los ladrones que allí vendían los enseres productos de sus fechorías, siguen en los alrededores. El peligro está al acecho. Hay sectores en la gran Lima que son temer, ni hablar de Puerto Nuevo en el Callao.
No quiero hacer un comentario socio político, pero con los hechos que vienen pasando en la ciudad, es de temer lo peor. Y en este sentido el pentecostal debe pronunciarse: Los evangélicos no somos gente religiosa, también le vamos a las ciencias sociales y sabemos que la delincuencia, barras bravas, y pandillaje, es un mal creciente, transgresor del Código Penal, atado por desordenes volitivos e ignorante que los del otro lado, tenemos Derechos fundamentales como la vida y la propiedad. El caldo de cultivo de la delincuencia es la desintegración de la familia, las adiciones, y la emoción de tener dinero de forma práctica. En un Perú post moderno, con con gran valor del sol a comparación del alicaído dolar, ya no merecíamos seguir consintiendo al Mercado Mayorista de La Victoria, como ejemplo del hacinamiento, donde conviven vendedores, roedores y salvajes.
Algo que me topé en medio de la preocupación por mi ciudad, fue el Salmo 2, y los resumo así: los alborotos y motines de las turbas, son causadas porque se deshonró al Cristo Ungido, así lo dice Las Escrituras...
¿Por qué se amotinan los gentiles, y los pueblos piensan vanidad?
Estarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra el Señor,
y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus coyundas, y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos.
Entonces hablará a ellos con su furor, y con su ira los conturbará.
Y yo envestí mi rey sobre Sión, el monte de mi santidad. Yo recitaré el decreto.
El Señor me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy.
Pídeme, y te daré por heredad los gentiles, y por posesión tuya los términos de la tierra.
Los quebrantarás con vara de hierro; como vaso de alfarero los desmenuzarás.
Y ahora, reyes, entended; admitid castigo, jueces de la tierra.
Servid al Señor con temor; y alegraos con temblor.
Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere de aquí a poco su furor. Bienaventurados todos los que en él confían.
Vecino, vuelve a Dios.