sábado, 30 de junio de 2012

Un acercamiento Prov. 30 (parte 1)

El Proverbio es complicado de interpretarlo; así es con todo escrito de sabiduría de los hebreos. Esto representa un obstáculo para el cristiano postmoderno, occioso para pensar. Los tradicionalistas legalistas, seguríto dirán: "La Palabra debe creerse, no debe pensarse". Si esto fuera exacto, ¿por qué no exponen sobre los contenidos de este capítulo? Sería innecesario citar los ejemplos biblícos en que el proceso cognitivo fue aplicado por personajes para entender Las Escrituras y los designios del Altísimo.
Para una acercamiento en esta interpretación, establecí tres divisiones a Proverbios 30
Versos del 1 al 6
Estas líneas es una compilación que Salomón hizo sobre las palabras de un tal Agur -personaje enigmático, sin otra referencia en la Biblia- que él se las declaró a dos varones llamado Itiel y a un cuarto, Ucal.
El párrafo según la versión en español, puede conducir al desvío interpretativo, porque no veo ninguna "profecía". Todo el capítulo está lleno de símbolos, y refranes o aforismos declarativos, que en términos jurídicos se denomina apotegmas.
¿Pero por qué no es una profecía? Pues porque el término Hamasa Neum (del hebreo, en verso 2) se debe traducir "pesada declaración" o "la carga de expresión", y eso es de lo que está formado todo el capítulo: declaraciones de peso.
Al inicio Agur se califica como "rudo, bruto", a razón de sus interrogantes diversas sobre la sabiduría divina en asuntos inexplicables. 
Las primeras preguntas sobre "¿Quién...?", es una forma sobreentendida de atribuirle a Dios como el gestor de la vida y sustentador de la naturaleza.
Versos 7 al 14
Aquí se presenta un paralelo entre Agur y su búsqueda de buenos principios, y las "generaciones" que se caracterizan por su vanidad y necedad.
Versos 15 al 29
El sabio presenta sus símbolos usando el número 4. En otros libros del Antiguo Testamento, cada autor también usa esta cantidad según la intención del Espíritu que los inspiró a escribir. Vea: Isaías 11:12, Daniel 8:8, Ezequiel 1, Nehemías 9:3, Jeremías 49:36. El código númerico fue entendido y aplicado para los destinatarios judíos. Hoy, de acuerdo al Nuevo Testamento, y a la esencia de la Gracia, no se requiere de una cifra específica para afirmarnos en la gracia del Eterno.

En el próximo post, desarrollaré más sobre este última división

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