Nada mejor que al principio de
año, ir al Evangelio de Juan, y acercarnos a la declaración: “En el principio era el Verbo”. Como pentecostal vamos a salir del estigma
que somos una comunidad no bíblica y movida solo por sentimientos y
experiencias, aunque eso es relativo. Así que, vamos al capítulo 1 de Juan.
Ante todo, la Biblia no requiere
ser interpretada, solo entendida por párrafos. Yo desde adolescente la
entendía, no la interpretaba. En el capítulo en mención se realza la eminencia
del Verbo y su divinidad, así como su función creadora de todas las cosas. Del
verso 1 hasta el 18 hay cuatro conceptos ejes aplicados al verbo: vida, luz,
gracia y verdad, y sobre los mismos se edifica todo el discurso.
Se percibe dos tiempos, el
primero, su inicio es no ubicable porque Dios es preexistente, y llega hasta el
momento de la encarnación del Verbo. El segundo tiempo es a partir desde que “fue
hecho carne” y perdura hasta nuestros días. Los conceptos de “vida y luz”
pertenecen al primer tiempo; mientras que “gracia y verdad” al segundo”, y
estos son expresiones que emanan del mismo Verbo por su facultad creadora y
salvadora respectivamente.
El durante su ministerio, expresa
que él es la encarnación de los conceptos en el ámbito divino y ascequible para
los hombres. Por eso dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, “Yo soy la
luz del mundo”, “Yo soy el pan de vida”, “Yo soy la resurrección y la vida”.
Las frases son exclusivas del evangelio de Juan, y por eso se califica al libro
como “el evangelio de Jesús” debido a su protagonismo justificado.
El autor del evangelio en todo el
documento tiene la intención de revelar conceptos por medio de extensos
discursos de Jesús, donde hasta pareciera que el lenguaje es redundante y
discursivo entre el tema de la divinidad del Hijo y su relación con el Padre. Los
milagros son pocos, como nueve, dando énfasis en lo que Cristo dijo. Por tanto,
el libro no es recomendable para un nuevo en la fe. La opción para el caso es
Lucas por la historia de Jesús, libre de las referencias del Antiguo Testamento
como inserta Mateo. Luego, debe leer Génesis por la narraciones de la formación
de las familias, y siguiendo por Los Hechos que expresa el origen y desarrollo
de la iglesia evangelizadora.
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